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Motoneuronas en fortalezas sitiadas

Actualizado: 18 feb 2022

Martha Peña Preciado

Médica general y Neuróloga - U. Nacional de Colombia

Contacto: mpena@ioir.org.co tel 57601- 3534016

Para sobrevivir, como entidad neurológica de la que emerge la conciencia y el movimiento, el tiempo y el espacio en su tejido crearon fortalezas físicas, micro y macroestructurales. Murallas óseas y químicas diseñadas para proteger parte del yo, el yo que se mueve en un universo. La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es nuestra ciudad sitiada, el cerco de la médula espinal.

El daño de lo atesorado, lo esencial, es lo que en medicina definimos como multifactorial y su convergencia. Es decir, factores lesivos externos y factores internos de susceptibilidad genética y procesos erráticos intracelulares que se suman en tiempos hasta un umbral de muerte neuronal. Después de superar ese umbral los síntomas clínicos iniciarán hasta cuando se acumule lesión en el 50% del grupo neuronal respectivo, es decir, la enfermedad está tiempo antes de evidenciarla. En consecuencia, el tiempo es oro y como lo decía la doctora Natalia Pardo en otro de los blogs, el tiempo equivale a neuronas.

Cuando los neuropatólogos describieron en el siglo XIX los hallazgos de la médula espinal de las personas con ELA acotaron la palabra "esclerosis lateral" por la cicatriz dejada en donde estaban estructuras fundamentales para la transmisión de las órdenes de movimiento:

- El haz corticoespinal de las células piramidales de la corteza (localizado en la parte lateral posterior).

- El haz rubroespinal (localizado en la parte lateral medial).

- El haz reticuloespinal anterior (localizado en la parte lateral anterior).

Esos haces entran en el proceso neurodegenerativo porque son la extensión de las mismas neuronas motoras: son los axones, esas larguísimas conexiones entre las neuronas de la corteza cerebral; el núcleo rojo; los núcleos reticulares y las neuronas inferiores localizadas en la médula espinal, en la parte más adelante de la médula espinal (asta anterior).

Cada movimiento en nuestro entorno es un cálculo fabuloso entre los músculos flexores y los músculos extensores de cada segmento corporal. La suma de contactos equivocados o la pérdida de ellos nos hace seres inmóviles.

Caminemos por la medieval Lisboa, con los ojos y la palabra de Jose Saramago que nos lleva a una ciudad sitiada, moros agresores y lusos en pie de lucha en la muralla, es la Historia del Cerco de Lisboa. Un conjunto humano amurallado se defiende y entre tanto se sobrevive con la existencia diaria entre el amor y la zozobra. Una palabra, el NO y se podría cambiar la historia, lo hace así un hombre sencillo y de conciencia.

La palabra es poderosa, forja posibles. Como Saramago le digo NO a la desesperanza.


"Verdad es que cuanto más lees, menos sabes", Saramago.





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