La función cognitiva es un término general que abarca capacidades cognitivas distintas que incluyen, entre otras, las habilidades para resolver problemas de manera eficiente y precisa (razonamiento), realizar rápidamente operaciones mentales (velocidad de procesamiento), rotar mentalmente y manipular objetos (capacidad espacial), mantener la información en la conciencia mientras se actualiza o manipula simultáneamente (memoria de trabajo), codificar y recuperar información (memoria episódica), adquirir conocimiento de la experiencia (aprendizaje) o llevar a cabo procedimientos aprendidos previamente (memoria procedimental). Lo que caracteriza a estas habilidades cognitivas es que permiten optimizar el rendimiento de algunas funciones cerebrales en lo que respecta a términos de velocidad, eficiencia y precisión.
La capacidad cognitiva aumenta junto con el desarrollo de las estructuras cerebrales en infancia, alcanza su punto máximo en la edad adulta y disminuye en la vejez. Algunas habilidades cognitivas (por ejemplo, capacidad visuoespacial, memoria episódica y velocidad de procesamiento) generalmente alcanzan su punto máximo en la edad adulta temprana (por ejemplo, los años veinte) y disminuyen paulatinamente a lo largo de la edad adulta media y tardía, mientras que las habilidades cognitivas que dependen de la aplicación de conocimientos adquiridos previamente (memoria procedimental) normalmente alcanzan su punto máximo a fines de la edad adulta (por ejemplo los años sesenta).
El envejecimiento normal se asocia a la disminución de ciertas capacidades cognitivas, como la velocidad de procesamiento y algunos aspectos de la memoria, el lenguaje, la función espacial visual y la función ejecutiva. Aunque la causa de estos descensos aún no se comprende bien, las investigaciones en neurología han identificado disminuciones en el volumen de sustancia gris y sustancia blanca y cambios en la función de algunas áreas cerebrales que pueden contribuir a los cambios cognitivos observados con el paso del tiempo.
Teniendo en cuenta lo anterior, los cambios cognitivos normales del envejecimiento están dados clínicamente por una mayor dificultad para acceder a la información, sin que esto signifique incapacidad para recordar eventos o situaciones. Pese a que no se recuerdan algunas cosas con rapidez, finalmente se accede al recuerdo y esta alteración en la velocidad de procesamiento no lleva a una alteración en la independencia de la persona. Las tareas que involucran la memoria de trabajo (la capacidad de mantener momentáneamente información en la memoria mientras se trabaja simultáneamente con dicha información). Por ejemplo, los adultos mayores pueden tener dificultades para ordenar una secuencia de letras y números en el orden alfanumérico correcta, o calcular las vueltas en una compra realizada.
Las siguientes actividades se han relacionado con una mejor función cognitiva en adultos: actividades intelectuales como el uso de rompecabezas, grupos de discusión, lectura frecuente, uso de computador y nuevas tecnologías, aprender y practicar el interpretar instrumentos musicales, alto nivel educativo (niveles superiores de educación), actividades físicas cómo realizar ejercicio, especialmente de tipo cardiovascular, actividades lúdicas como jardinería y baile, actividades sociales como viajes, asistencia a eventos culturales, socializar con amigos y familiares.
En resumen, los cambios cognitivos relacionados con la edad consisten en una disminución para el acceso a la información, dificultad para fijar la atención en varios estímulos al tiempo y en algunas capacidades visuoespaciales sin que esto llegue a alterar la funcionalidad de la persona. Si los cambios cognitivos afectan el desempeño normal se debe buscar ayuda especializada.
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