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EL SUEÑO ES UN SUPERPODER

Actualizado: 5 mar 2022

Lina Marcela Tavera Saldaña

Médico General y Neuropediatra - Universidad Nacional de Colombia

Especialista en Medicina del Sueño - Universidad Autónoma de Mexico

https://neuroconexion.co/



La pandemia de COVID-19 y las medidas de aislamiento social implementada para su control están afectando nuestra forma de vivir y nuestros hábitos de sueño, además de muchos otros aspectos de nuestras vidas.

Existen muchos factores que afectan nuestro sueño y el de los niños. Dentro de estos sobresale el estrés al que están enfrentados por esta nueva situación: el poco contacto social y la falta de hábitos por el cambio que han sufrido de la educación presencial a la virtual, cambios en rutinas y horarios de alimentación, cambio de cuidadores y disminución de la exposición a la luz solar por el confinamiento. Estas dificultades han sido llamadas por algunos popularmente como “Coronasomnio”, que básicamente se refieren al insomnio agudo, que se genera en algunas personas desde el inicio de la pandemia. Aparte del insomnio, se ha visto que los niños experimentan otros trastornos de sueño asociados con este confinamiento por la emergencia en salud pública que vivimos como lo son las pesadillas entre otras.

Desde hace mucho tiempo conocemos los beneficios de dormir bien y son tantos que podríamos decir que “el sueño es un superpoder”. Todos hemos experimentado una mala noche y tan mal que nos sentimos al día siguiente, para nadie es un secreto que nuestra forma de dormir y descansar han cambiado en los últimos meses y estamos experimentando más problemas de sueño, de lo que no se salvan los niños.

Si los niños no recargan su superpoder podríamos experimentar un sin número de efectos nocivos para la salud.

Efectos que puede producir el insomnio en los niños


1. Dificultades en el proceso de aprendizaje, la atención y la memoria

2. No se hace esa “recarga energética”

3. Mal humor, irritabilidad y ansiedad

4. Un sistema inmune trabajando a media marcha, que los deja más expuestos a las enfermedades infecciosas incluyendo el COVID-19

5. Problemas en la dinámica familiar porque si el niño no duerme, el resto de la familia tampoco y todos van a estar más irritables y cansados al día siguiente

6. No se reparan los tejidos

7. Mayor riesgo de sobrepeso





Y cómo pueden recargar este superpoder en esta época de emergencia en salud? Lo más importante es sincronizar el reloj biológico de nuevo, para recuperar sus ritmos y esto se logra principalmente con rutinas durante el día y adecuado manejo del ciclo luz/oscuridad, tanto natural como artificial (similar a los horarios del ciclo del sol y luna).

Todo lo que hagamos para mejorar la calidad de nuestro sueño es conocido como higiene de sueño. Estas son algunas recomendaciones que pueden ayudar a recuperar los hábitos de dormir en los niños.

1. Exposición a luz solar por lo menos unos 20-30 minutos todos los días. Preferiblemente en la mañana.

2. Alimentación adecuada y con horarios estables

3. Dormir con ropa ligera y cómoda, nada ajustada

4. No ver películas o contenido que provoque terrores nocturnos o pesadillas

5. No usar luces fuertes después de las 7 pm, ni aparatos electrónicos encendidos porque inhiben la producción de melatonina, que es la molécula que inicia el proceso del sueño en el cerebro

6. Contarles lo que está pasando, aclarar sus dudas sobre el virus, preguntarles sobre sus emociones frente a esta nueva realidad, darles confianza

7. Usar la cama solo para dormir, no para hacer tareas, ni comer u otras actividades de juego

8. Dar la oportunidad de estar en cama el número de horas adecuadas para la edad.

9. Que practiquen una actividad relajante antes de ir a dormir (yoga, relajación muscular), juegos de mesa en familia.

10. Evitar que hagan ejercicio o juegos estimulantes luego de las 7 pm.

11. Limitar el uso de pantallas (televisor, computador, tabletas, teléfonos inteligentes, videojuegos) durante el día según la edad de cada niño.

12. Un buen baño puede ayudar a algunos niños a relajarse y así quedarse dormidos, a otros puede activarlos, así que solo queda probar qué pasa con sus hijos.

13. No olvidar que la rutina previa a ir a dormir (30 minutos antes) debe ser fuera de la cama, según los gustos y preferencias de los niños y la familia, lo más importante es que sea regular, con horarios y actividades claras, manteniendo un orden.

Así que a trabajar en estas normas de higiene de sueño para que se vuelvan un hábito en nuestros niños. Al mejorar su sueño van a cambiar aspectos del aprendizaje, del comportamiento, de la conducta, las emociones y de su sistema de defensa que son esenciales para su bienestar.


Si tu o un familiar esta presentando algún problema para dormir te invitamos a que nos contactes.


Un Saludo!


Lina Marcela Tavera Saldaña

Neuropediatra, Especialista en Medicina del Sueño.


 

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