Desarrollo esperado de los diez a los doce meses
Veníamos hablando en los tres artículos anteriores del desarrollo motor del niño mes por mes. En este momento nos acercamos a su primer cumpleaños cuando, aproximadamente según lo hemos dicho, el niño se acerca a la marcha independiente.
Esta es una etapa de mucha práctica para el pequeño porque comienza a experimentar en todos los planos para fortalecer cada vez más los patrones de transición entre las diferentes posturas y en especial en la adquisición de la bipedestación.
Aquí vemos un nuevo componente que entra a jugar de manera muy especial por la riqueza propioceptiva que ofrece y es el comportamiento de cuello de pie y del pie, para reforzar las reacciones de enderezamiento, la posición vertical, la alineación de miembros inferiores, el equilibrio dinámico, la alternancia y la coordinación de los miembros inferiores y el soporte para el traslado de peso necesario para lograr el desplazamiento en posición bípeda.
Para el niño cada obstáculo que encuentra es una oportunidad para utilizar ese repertorio de posibilidades motoras que ha logrado hasta ese momento, para modificar sus movimientos y construir nuevas estrategias motoras para lograr soluciones y superar los obstáculos, siempre en constante experimentación.
La adquisición del equilibrio, la fuerza, la experiencia y el crecimiento son factores clave para generar respuestas adaptativas del cuerpo a las diferentes variaciones del medio, para ser cada vez más independiente.
Como habíamos comentado anteriormente, al inicio de la posición bípeda el niño necesita mucha ayuda de sus brazos y del tronco superior que para este momento son más fuertes y tienen mayor control; el niño siempre está apoyado con ambas manos, los hombros elevados y el tronco apoyado sobre la superficie del mueble en que se esté apoyando. Poco a poco el niño empieza a liberar los brazos para realizar alcances, relaja sus hombros y aunque todavía mantiene el tronco apoyado hacia adelante para poder jugar con ambas manos.
Con la práctica y el interés de seguir conquistando el mundo el niño quiere llegar más allá realizando los primeros desplazamientos en posición de pies de frente a cualquier mueble que le sirva de apoyo con una marcha lateral que le permite llegar al extremo de los muebles; para esto, el desplazamiento del peso pasa progresivamente del apoyo en los brazos y el tronco hacia los pies logrando con la práctica una posición más vertical; en este momento el apoyo lo realiza solo con las manos y logra liberar el tronco.
El niño utiliza principalmente el apoyo visual pues su interés está en las cosas altas y aún no hay una adecuada información somatosensorial proveniente de los pies y el cuello de pie, que con la práctica pasará a ser la más utilizada. Cuando el niño domina esta marcha desarrolla una estrategia que le da mayor agilidad y consiste en caminar lateralmente y con rotación de tronco hacia su objetivo; una vez que la logra, suelta una mano y camina de frente hacia el objetivo con mayor control de su postura; ahora, el peso del cuerpo cae sobre las caderas, las rodillas y los pies, la base de sustentación es amplia y sus pasos se ven torpes.
Ya en esta época, observamos que el niño cuando explora sus juguetes con ambas manos permanece por cortos periodos de tiempo en posición de pie, sin apoyo, pero no lo hace en forma consciente (hacer solitos); estos periodos se van prolongando y haciendo cada vez más intencionales por parte del niño.
Ahora el niño se siente más seguro y sigue explorando su entorno. Se lanza, literalmente, para pasar de un mueble a otro con una marcha insegura, tambaleante, irregular, de pobre coordinación y equilibrio, los hombros vuelven a elevarse tratando de equilibrar el cuerpo, y así lo logra. Amplía su campo de acción buscando más puntos de apoyo cercanos para avanzar y en esta práctica va mejorando su postura, equilibrio, coordinación, control corporal y seguridad. La base de sustentación aún es amplia pero el control de los miembros inferiores va mejorando. Podemos observar mayor flexión de caderas y rodillas y el apoyo de pies empieza a realizar el patrón talón-punta, los hombros y brazos están más sueltos, los desplazamientos son más seguros, mejora el control progresivo de la velocidad, se detiene por momentos para reequilibrarse, y cada día va haciendo desplazamientos más largos y seguros. A medida que el patrón de marcha se va integrando la base de sustentación se va cerrando porque la coordinación y el equilibrio van mejorando.
El periodo de maduración de la marcha va evolucionando hasta los tres años aproximadamente y se habla de un periodo de consolidación que va hasta los siete u ocho años de edad.
Como podemos ver, la adquisición de la marcha es un largo aprendizaje para el niño y un gran logro en su vida; necesitó por lo menos de un año de muchas experiencias motoras y sensoriales que formaron los pilares para poder adquirir y mantener la posición de pie y poder desplazarse con una marcha independiente.
Este desplazamiento independiente le va a abrir el camino en su viaje por conquistar el mundo que va descubriendo, y algo muy importante, le facilita el desarrollo de su capacidad de interacción con otras personas y con el medio para seguir experimentando a diario nuevos hallazgos y conocimientos que le van a servir de base para en un futuro cercano lograr los aprendizajes superiores.
correo electrónico: additagc@hotmail.com
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